
En los 90′ los artistas articularon el ejercicio a través de la educación para tener algo que amortice la inversión económica realizada pero también es cierto que el aspirante a servir a Dios a través de la música debe tener en cuenta su nivel musical y pastoral, definir el público al que anhela llegar (lo que es igual a decir, tener en claro lo que quiere lograr con su servicio), cuál, de los escenario que presta nuestra iglesia, es el más idóneo para ejercer el servicio musical sin perder la paz
¿Qué le puede hacer perder la paz a un músico?
Lo económico, el reconocimiento, la vanidad, entre otras… pero teniendo claro el objetivo se puede persuadir estas barreras. Hay múltiples escenarios para el músico catolico, la liturgia (bien sea misa o las horas), esta es estricta para el artista (entendido el artista como el ejecutor de un arte que se forma para hacerlo bien y expresarse lo mejor posible a través del arte), tristemente este escenario suele ser el inicio de todo músico católico cuando debería ser el fin, por lo que implica tocarle a Dios.
También está el servicio de la animación (retiros, formaciones, eventos religiosos, eventos de acción social, entre otros), en ella, el músico, tiene un relativo protagonismo, menos limitaciones artísticas o de expresión, y la atención a un público.
Están las Horas Santas (antes de concilio Vaticano II estaban los oratorios, que (desde la mirada del artista) son espacios donde el artista del sonido puede expresarse con mayor libertad (por citar alguien reconocido “El Oratorio de Haendel), en la actualidad están los conciertos eucarísticos y otros elementos similares, aquí el músico tiene como finalidad conducir al escucha a participar de la oración y tiene una cierta libertad de expresarse.
Pero también están los conciertos, estos sin ninguna exigencia litúrgica, salvo que sea invitado, donde el santísimo tiene una participación pero no es la finalidad, estos gozan de una mayor libertad de expresión artística y son los que suelen llevar una inversión económica mayor.
Recientemente están, también, los músicos de producción, ya tenemos dos artistas ganadores de Grammy por producción cristiana, estos no dejan de percibir la oportunidad de reconocimiento pero el producto musical, básicamente exige que se reconozca al autor. Un modelo puede ser Athenas o Matt Maher, Jonathan Narváez o Jr Cabrera, grandes artistas altamente reconocidos por su música más que por su testimonio. No podemos ignorar al músico de misiones, donde la formación musical no es tan importante pues el fin es el evangelio.
El mundo de la música católica ha dado grandes vuelcos, desde la historia universal de la música podemos ver esta necesidad de expresión en los que ejercen esta labor. Y ese intercambio de inquietud ha fortalecido la música per se… ahora bien, el tema de la monetización, aunque vinculado puede ser diferente la pregunta es ¿Por qué la audiencia (o público) católico, es tan resistente a pagar por un producto musical para la evangelización?
¿Puede ser por la cultura?
¿Por la falta de publicidad de, o los, temas?
¿Por qué el artista no goza de un reconocimiento?
¿Por qué no existen productos, o eventos de calidad?
¿O por qué no, porque al principio de la historia el maestro de la capilla musical solía ser un sacerdote o monje que, previamente, había hecho votos de pobreza en su ordenación (Ejemplo: Vivaldi)? Hay mucha tela que cortar, sin embargo, sí existe la cultura de reconocer el pago al músico que presta servicio en la iglesia, como lo es en algunas zonas de Colombia, España, Estados Unidos, entre otros…
No estamos desde cero, solo hay que descubrir el camino y estar seguro de lo que queremos. Si nuestra finalidad es percibir una retribución del servicio prestado, habrá que estudiar música y marketing pero… siempre estar formados, porque Dios forma a los elegidos, además, al Señor no le gustan las mediocridades y, como dice el salmo, cantad al señor con maestría…

Raúl Jimz
Juntos somos “Iglesia & Música”
Desde Venezuela
Musicólogo y especialista en Análisis de Comportamiento
Especialista en Enseñanza de la Música
Director ejecutivo de Iglesia & Música
-Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 28, que corresponde al mes de Marzo de 2022.