
El exorcismo, en cierto modo, es un combate espiritual, una lucha con un adversario invisible, por eso a algunos exorcistas Dios los ha dotado de armas espirituales. La mayor parte de los exorcistas no han tenido ninguno de los carismas extraordinarios de los que voy a hablar ahora. Pero un reducido número sí que han gozado de alguno de estos dones a lo largo de la historia. Con la santidad personal del exorcista y el ritual de exorcismos es suficiente para expulsar al demonio. Pero con estos carismas exorcísticos la liberación del poseso se produce mucho antes, no un poco antes sino considerablemente antes.
Estos carismas exorcísticos son:
- Gladius.
- Canaliculus.
- Motio.
- Visio.
- Charisma linguarum.
- Charisma cordis.
Todos ellos actúan y sirven tanto si la persona sufre posesión, como si sufre influencia, tanto si se ora por una persona como por una infestación o incluso en la dimicatio.
Gladius: el más llamativo y espectacular de estos dones es la espada espiritual. El exorcista en algunos momentos llega a blandir una espada invisible para todos menos para ángeles y demonios. Junto a la espada, Dios concede el don de saber usarla. El exorcista es movido por el Espíritu Santo a usarla justo en el momento en que debe usarse y no antes. Y es ese don es el que hace que la persona mueva la mano y el brazo justo como Dios quiere, dando los mandobles justo en el lugar y modo que Él quiere. El brazo del exorcista es movido directamente por el Espíritu Santo de manera que cada movimiento en el aire es exactamente el que Dios desea que se haga, no porque Él así se lo muestre, sino porque Él mismo le mueve el brazo. A veces blande la espada, otras da mandobles suaves, otras largos y enérgicos. Y normalmente el exorcista ora también movido por el Espíritu diciendo justo lo que Dios quiere mientras usa la espada. Blande el arma y ora simultáneamente, de forma que ambas cosas van conjuntadas de forma perfecta y armoniosa.
Canaliculus: Se manifiesta en el exorcismo en el bostezo y el lagrimeo del que tiene el don. Estos dos fenómenos van unidos cuando la persona ora profundamente por un poseso o una persona con influencia y de pronto le sale una serie de bostezos muy prolongados como si salieran de lo más profundo de sí. Durante esos bostezos a menudo le caen lágrimas sin sollozo alguno.
Cuando la persona bosteza de este modo tan extraordinariamente profundo algo maligno sale del poseso sobre el que está orando. Qué sea exactamente lo que sale a través de él no se sabe. Con las lágrimas algo se limpia, se purifica, pero tampoco a ciencia cierta se puede decir el qué. Lo curioso de este don es que la carga maligna sale del poseso a través de la boca del que tiene el don.
No hace falta tocar al poseso para que esa carga salga. Lo curioso es que este don comienza a funcionar aunque uno no esté orando por la persona, a veces basta con estar en presencia del poseso para que los bostezos comiencen a darse.
En ocasiones la serie de bostezos acaba con que la persona que tiene el don vomita algo invisible que es el demonio que había dentro. El demonio no es visible para los demás, pero la persona con el don lo siente en su garganta y boca. Y aunque no sale nada visible de su boca, la sensación es tan desagradable como si estuviera vomitando realmente.
En el próximo número, continuaremos explayándonos en profundidad sobre este tema.
Fuente:
defendenosinproelio.blogspot.com

Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde España
Alfredo Musante
-Este artículo esta publicado en el Dossier “Navarra Preludio” número 3 que integra el boletín digital, número 39, que corresponde al mes de Febrero de 2023.