
Hay múltiples formas con las que el enemigo se abre paso para intentar apoderarse de las personas. Desde la más grave, en la que la persona hace un pacto con el diablo e incluso llega a firmarlo, o las más habituales en que, por acción u omisión, la persona ha dejado entrar al maligno en su vida. Estas personas experimentan en sí mismas el dominio que el demonio llega a tener sobre ellas. En las situaciones más graves ese dominio puede ser casi absoluto: el diablo permanece a veces oculto durante años y se hace presente cuando esa persona se acerca a Dios. Ante esta situación, el enemigo no tiene otra posibilidad que manifestarse para no perder poder sobre esa persona. También en estos casos puede haber vejaciones en las que, sin ser poseída, la persona sufre daños en su cuerpo o en sus pensamientos e imaginaciones, que originan en ella confusión y suponen una auténtica tortura.
No hay una uniformidad en la terminología con que se quiere denominar todos estos casos. Tradicionalmente se hablaba de amarrados, pitonisos, lunáticos, vejados, facturados, energúmenos… De forma más concreta, han sido usadas indistintamente las palabras poseídas y obsesas que quizá son las que estén más extendidas.
Hoy se tiende a distinguir entre cuatro “categorías”: vejado, obseso, poseso, e infestado (en este caso aludiendo a un lugar). Aunque no hay verdaderos límites entre unas características y otras, ya que pueden darse varias a la vez.
- Vejación
Es la acción diabólica dirigida a agredir físicamente a la persona, para sembrar desánimo y desesperanza. Se quiere emprender, en cierto modo, una guerra de desgaste en esa persona. El cuerpo tiene la dignidad de ser morada del Espíritu Santo, por eso el enemigo va contra ese cuerpo. Tiene múltiples manifestaciones: marcas físicas, olores, enfermedades inexplicables… pueden darse hasta agresiones sexuales, desde tocamientos hasta todo tipo de aberraciones a través de los llamados demonios íncubos o súcubos. Si la voluntad los rechaza nunca hay responsabilidad moral, ocurriría como en el caso de la violación. El demonio se cobra lo que “se le debe” en los ámbitos esotéricos. - Obsesión
Es la acción diabólica con la que se atormenta psicológicamente a la persona. Afecta indirectamente al intelecto y voluntad (que son intocables), afecta a la memoria, la facultad imaginativa y la estimativa. Se llegan a ver imágenes, o se escuchan sonidos insistentes… Al principio el intelecto las contempla como algo absurdo, pero es incapaz de rechazarlas. Pueden conseguir que la persona apenas pueda dormir, y le hace pensar que está loca. Otras veces puede experimentar arrebatos de antipatía, odio, angustia, desesperación, ira, o deseos de matar… Provoca imágenes blasfemas cuando se va a recibir la Sagrada Comunión. O figuras monstruosa de Cristo, la Virgen y los Santos, alterando, en la persona que lo sufre, la manera de percibir. Aunque la persona busca rechazarlas, no logra hacerlo.
Fuente:
omnesmag.com

Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde España
Alfredo Musante
-Este artículo esta publicado en el Dossier “Navarra Preludio” número 4 que integra el boletín digital, número 40, que corresponde al mes de Marzo de 2023.