
Una experiencia íntima de fe, dolor y esperanza en los brazos del Padre.
Hace ya algún tiempo que no reflexiono acerca de un tema que le da sentido a mí vida y es el reconocimiento del refugio que Dios me ha dado. En los momentos en los que la certeza de algunos acontecimientos que he enfrentado siempre ha estado Dios como mi refugio, como mi fortaleza. Y aún recuerdo el dolor de la muerte de mis padres y mi corazón experimentó por primera vez un dolor indescriptible, la soledad más grande y la tristeza que jamás haya sentido, pero ahí, precisamente, es en esos momentos en los que las fuerzas me abandonaron, ahí estuvo Dios y por supuesto su infinito amor sosteniendo mi mano, recordándome que su palabra puede dar vida a los “huesos más secos”, que cuando todo parece haber perdido sentido, el único que le da sentido a la vida es Él.
Al mirar atrás veo la presencia de amor más sublime, nunca me ha dejado solo. También lo he sentido en los problemas y complicaciones de la vida, en esas dificultades cuando todo se torna gris y complicado, cuando nadie confía, cree ni ayuda, el único que vuelve a estar ahí es mi Padre Celestial. Podría compartir una enorme cantidad de citas bíblicas donde expresaría la confianza y certeza de que Dios y su amor siempre van a permanecer en nuestras vidas y de una forma contundente. Se trata de una promesa y ante eso no cabe ni debería caber la menor duda de su compañía y sinceramente no deseo convencer a nadie. Lo que comparto es mi experiencia personal con el amor que he vivido a lo largo de toda mi vida. Lo que quiero compartir es que al abrir el corazón la presencia de Dios comienza a llenar cada lugar de nuestras vidas.
Si yo pude hacerlo creo que tú también. Es cuestión de volvernos un poco más humildes y hacer a un lado tantos prejuicios, esos que impiden la cercanía con un amor que no conoce límites. Es amor especial, es amor que sabe perdonar pero que por sobre todo nos quiere amar y lo hace en todo momento y desde ya, Hace algunos, bueno muchos años, mi refugio es Dios, para enfrentar la soledad, el desamor, los sinsabores, las traiciones, las alegrías, los logros, mis fracasos y todo lo que me acontece siempre mi refugio es Dios. ¿Estás dispuesto a vivir de esa manera o seguirás confiando en tu inteligencia, en tus recursos y en tu fuerza? Mira te diré algo desde la intimidad de mi corazón. Permite que Dios sea tu refugio, tu roca, tu fortaleza, tu corazón. Verás que todo comienza a tener un nuevo color y sentido, vivirás una tranquilidad y una paz que llenará tu vida y que también tu familia experimentará, eso es porque si en ti hay tranquilidad, entonces tranquilidad es lo que podrás compartir.
Es una certeza única y esto que te estoy diciendo nada se le compara y por favor no te desesperes, simplemente confía y déjate amar. Te lo dice alguien que ha luchado hasta rendirse y hasta que pude comprender que Dios tiene muchos y mejores planes para mí que los que yo podría imaginar. Quiero compartirte que esta reflexión la he realizado escribiendo en una de mis libretas favoritas, una lámpara está aquí en mi entorno y una suave música me inspira. Ahí de fondo en esta habitación veo esa cruz y la cruz me recuerda que el dolor y el amor siempre van de la mano. Inspirado por la calma de este momento y por la certeza de saber que Dios es mi refugio y que así quiero que siga siendo. ¿Para qué? Para tomar las mejores decisiones en mi vida, para acompañar a mi familia sabiendo que Él es mi refugio y que en todo momento su amor, su generosidad y sobre todo su compañía están aquí conmigo. Vamos, anímate a reconocer al igual que yo el gran refugio que encontraremos en Dios, se trata de un acto de fe, de amor y de entrega.
No te pierdas el próximo número de ANUNCIAR Informa, donde compartiré cómo esta certeza transformó mis decisiones más importantes y cómo continúa guiando cada paso de mi vida.

Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
Rafael Salomón
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 69, que corresponde al mes de agosto de 2025.