Este 11 de septiembre recordamos a aquellas personas que dejaron su huella o marca en nuestras vidas, en mi caso, Mons. Mecchia. Odiado, amado por algunos, cuestionado por su carácter o posturas dogmáticas férreas por otros. Solo sé que para que te abriera su corazón, había que llegar a su corazón, y por suerte la Providencia me allanó el camino y tuve la dicha de conocer a un sacerdote, a un amigo, a pesar de nuestra diferencia de edad, les aseguro que una vez que uno lo conocía no podía dejar de tener un sentimiento de cariño y de respeto hacia él.
Mons. Luis Mecchia fue nombrado ciudadano ilustre del Partido Malvinas Argentinas, donde realizó una tarea evangelizadora titánica. Nació en la región italiana del Friuli en el año 1921 y llegó a lo que hoy es la Ciudad de Los Polvorines en el año 1957, donde fundó la Parroquia Inmaculado Corazón de María y la Escuela Parroquial. Al cumplir la edad de 75 años, se retiró de la capellanía, como lo disponen las normas eclesiásticas.
En el libro escrito por Daniel Sempé, sobre el Papa Francisco, podemos encontrar una referencia importante sobre Mons. Mecchia y el actual Papa: “Bergoglio solía venir a la Parroquia junto con otros seminaristas jesuitas a ayudar a Monseñor Mecchia. Él lo ayudó a formarse como una persona religiosa. En aquella época salían a los barrios a misionar, a dar catequesis, a evangelizar, juntaban a los chicos y a los jóvenes. Definiría la relación entre Monseñor Mecchia y Bergoglio como una relación de maestro-discípulo. Monseñor le enseñó con el ejemplo; si bien era de aspecto estricto, tenía una gran ternura y preocupación por la gente. Lo manifestaba especialmente, no con palabras, sino con actos. Se dedicó a lo largo de toda su vida a ayudar a los demás, se podría decir a los más necesitados. Ayudaba mucho a quien quería estudiar, consiguiéndole becas e incluso dándole dinero. Pero Monseñor nunca hacía alarde de ello; él iba en silencio haciendo el bien a todos, nunca lo manifestaba. Siempre le preocupó la educación, creó cuatro escuelas, la de enfermería, la de Artes y oficios, la escuela Profesor Rafael Torre y la parroquial Los Polvorines. Creo que eso es lo que Bergoglio tomó de Monseñor como ejemplo, y por eso le estuvo siempre agradecido por la formación que le había inculcado en los años que había pasado allí ayudando en la parroquia”.
Formador de sacerdotes, agentes de pastoral, docentes y familias, no dudo que aún hoy se lo recuerde por su marca desde lo religioso hasta lo educativo. Sé que a muchos no les caía bien, sobre todo por ser una persona muy temperamental, fulminante y cortante. Creo que esa fue una lucha y una tarea que él debía corregir todos los días, para poder lograr su ministerio sacerdotal.
Puedo hablar de todo el apoyo y la amistad desinteresada que tuvo en todos los emprendimientos y proyectos que llevamos adelante. Fue uno de los impulsores de la forma de realizar la estructura del programa de radio, que aún hoy tengo la dicha de ser el director y co-conducir con mi compañero y amigo Carlos Guzmán, hablo de EL ALFA Y LA OMEGA.
Cuando en el año 1991, surgió la Guerra en el Golfo, le presentamos la propuesta para hacer que en diferentes parroquias del Decanato se formaban grupos de oración de hombres para rezar el Rosario, tuvimos su total apoyo y confianza.
En agosto de 2004, consagró los estatutos de nuestra productora al Inmaculado Corazón de María, en un acto privado, sólo con los responsables de la misma, amigos y familiares. Partió a la Casa del Padre el 11 de septiembre de 2010.
Es un honor para mí, poder escribir estas líneas, porque hasta la fecha no he tenido la dicha de encontrar en mi camino a una sacerdote como él, Mons. Mecchia fue alguien que me permitió desarrollar como persona, agente de pastoral y comunicador social.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde España
Alfredo Musante
Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 34, que corresponde al mes de Septiembre de 2022.