El doctor Néstor Tomás Auza falleció el lunes 16 de septiembre de 2013, era un hombre que con su personalidad de fuste afirmó con convicción, lucidez y rigor intelectual la fe católica en el mundo de la cultura, tanto en las trabas de las distintas posiciones entre las universidades estatales y privadas como en el mundo académico y periodístico.
Reconocido miembro de la Academia Nacional de la Historia, a la que se incorporó en 1989, Auza fue autor de muchos libros en los que subrayó el valor del aporte de destacados laicos católicos en la evolución social y política de la Argentina.
Brindó su aporte de conocimiento y estudio en la organización, presentación y ubicación en el contexto histórico de una colección de los documentos colectivos del Episcopado argentino del período 1889-1991. Se publicaron numerosos volúmenes de esa valiosa obra de documentación, que lo tuvo como compilador, aunque no pudo completar todo lo previsto, al no asignarse fondos para concluirlos.
Durante el período de 1973 al 1976, Auza fue subdirector de la Biblioteca Nacional junto al director, el historiador Vicente Sierra. También era miembro de la Real Academia de la Historia de España y de las academias de la Historia del Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil, Puerto Rico, Guatemala y Colombia. Fue miembro relevante de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina. En 1959 ingresó como uno de los profesores fundadores en la naciente Universidad del Salvador, en la que enseñó en las facultades de Historia y Letras, y de Ciencias Políticas.
Católico sin aditamentos, fiel al magisterio de la Iglesia, su lealtad a los obispos no implicaba dejar de marcar con franqueza fallas que advertía en relación a la inserción en la cultura o la falta de un plan pastoral más ambicioso a largo plazo, que su vocación al apostolado y su capacidad organizativa le hacían intuir. Su celo apostólico se trasuntaba en cierta animosa impaciencia, ante la urgencia de transmitir el mensaje de Cristo en todos los pliegues de la sociedad.
Su tarea docente se extendió también a otras casas de estudios. Fue profesor en las universidades nacionales de Lomas de Zamora, Catamarca, Villa María, Lanús, en otras privadas, como la Universidad de Belgrano y la Universidad Kennedy. En los últimos años dio clases en la Diplomatura de Cultura Argentina del Centro Universitario de Estudios (CUDES).
Habiendo cursado sus estudios en la Universidad estatal, brindó su participación en cátedras, clases y conferencias en universidades estatales y privadas, en centros de enseñanza y ateneos culturales, sostuvo con dedicación y entrega los principios católicos en los modernos areópagos de la cultura y los medios de comunicación. En su ciudad natal, Bahía Blanca, a los 15 años ingresó en la Acción Católica. En esa ciudad formó el Ateneo de Estudios Sociales, que orientó a jóvenes de uno y otro sexo que se formaron en el pensamiento católico y se convirtieron en dirigentes laicales en distintos ambientes sociales. En esos años participó en Bahía Blanca en la fundación de una revista, Edición y Relación, que difundía el pensamiento de referentes mundiales del social cristianismo.
En materia política abrevó en las fuentes de la democracia cristiana, cuyos principios doctrinales sustentaba, participando de su génesis en el país, aunque no dejó de mantener contactos respetuosos con católicos de otras orientaciones políticas (peronistas, nacionalistas, centristas, etc.). Pero fue más hombre de labor intelectual, de reflexión y de estudio, de investigación histórica que de militancia partidaria. Incansable en su tarea de investigador, prolífico en su producción científica de estudioso, le sublevaba advertir en medios eclesiásticos como en el país en general, el escaso cuidado que se pone en resguardar los archivos y la documentación de otras épocas, antecedentes valiosos para adquirir una comprensión cabal de los momentos actuales y su origen. Puso especial atención en rescatar las colecciones de órganos periodísticos católicos del siglo XIX y principios del XX.
Poseía un enorme dinamismo y una gran capacidad de trabajo, que lo movían a ahondar en el estudio de los temas y transmitirlos en charlas y conferencias con contagioso entusiasmo. Fue un publicista de amplia trayectoria que esclareció temas históricos y brindó elementos para el debate de su influencia en la actualidad. Escribió también en diarios (La Nación y La Prensa, de Buenos Aires; La Capital, de Rosario; El Litoral, de Santa Fe; La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, etc.) y en diversas revistas.
Fue también director general del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires de enero a diciembre de 1962, y subsecretario de ese ministerio de diciembre de 1962 a octubre de 1964. Durante un breve período, en 1977 y 1978 fue director interino de Bibliotecas Populares. Investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) hasta que se jubiló en 2004, Auza integró el directorio de la institución entre 1989 y 1991. Dirigió allí numerosas tesis de licenciatura y doctorado, fue jurado en concursos, evaluó proyectos de investigación personales o de equipos, etc.
Como una labor profesional paralela, por varios años, desde mediados de los 80, fue director académico del Centro de Estudios e Investigación sobre la Dirigencia Argentina, que funcionaba en el marco de la Sociedad Rural Argentina, entre 2000 y 2005 asesoró en la organización a la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa.
Viudo dos veces, padre de cuatro hijos, Auza fue una persona respetada y querida, amigable, de gesto franco y sonrisa abierta, que honró en todos los aspectos de su vida los principios cristianos que asumió desde joven con determinación y valentía.
Así lo presento en esta extensa pero resumida recorrida académica de la vida del Dr. Auza, pero voy a contarles al hombre que conocí. Tuve la suerte de ser invitado por él en persona, -sin conocernos en realidad- pero por una relación que tuvo con otro amigo, como fue Juan Carlos Pisano; el Dr. Auza acreditó al programa de radio:“EL ALFA Y LA OMEGA” como medio de comunicación “exclusivo” para cubrir el Vº Congreso Latinoamericano de Educación, Comunidad, Política y Fe Cristiana, que se llevó a cabo en agosto de 1995 por la celebración de los 30 años del aniversario de la constitución pastoral Gaudium Et Spes del Concilio Vaticano II. De ahí en adelante surgió una gran amistad tanto en lo personal como en lo profesional, donde tuvimos la suerte junto a Carlos Guzmán de tenerlo varias veces por teléfono, en vivo donde nos deslumbró y orientó en temas eclesiásticos y de política vaticana.
Fue el tercer miembro de la comisión asesora interdisciplinaria de nuestra productora, cuando la formamos en diciembre de 1999. En noviembre de 2009, cuando cumplió sus primeros diez años de vida, decidimos honrar y reconocer la labor de muchos profesionales de medios de comunicación y de educación dándoles el título de “Miembro de Honor” siendo el Dr. Auza uno de nuestros agraciados. Hombre correcto y simple, siempre acompañó desde su lugar todos los emprendimientos que realizamos. Pero lo mejor fue cuando nos abrió la puerta de su casa y al estar en la intimidad pudimos descubrir que era un hombre que no tenía nada que esconder u ocultar, abierto a la escucha, con la palabra justa de aquel que tiene la sabiduría brindada por el paso del tiempo, por el trabajo a conciencia y por la entrega total por sus ideales cristianos.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde España
Alfredo Musante
Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 34, que corresponde al mes de Septiembre de 2022.