Cuando recién estaba terminando mis primeros pasos en el doblaje en la Academia DoblaStudio, tuve la increíblemente emocionante experiencia de ganar mi primer casting interno. El personaje era una mujer militar fría y violenta, y me pareció un tipo de voz divertida para practicar. En ese momento, no pensé mucho en qué tipo de proyecto era aquel “Proyecto BABEL”, ni pude haberme imaginado en la gran aventura en la que nos estábamos embarcando.
Al comenzar a investigar quién era el creador del proyecto, Alfredo Musante, me puse nerviosa: estaba claro que era un comunicador de experiencia, con muchas creaciones interesantes en su productora, pero también quedaba clara su decidida asociación con la religión católica. Siempre he intentado ser consistente en mi filosofía personal y mi trabajo, y las religiones en general me han causado mucha desconfianza. Me preocupaba que mi primer gran proyecto con DoblaStudio fuera propaganda religiosa que no se alineara con mis posturas éticas. Cuando se marcó la primera reunión, tuve una decisión que tomar: ¿abría la mente y escuchaba el guión primero, a riesgo de dejar una impresión negativa al afectar las fechas de producción si tuviera que negarme a participar, o rechazaba la oportunidad sin siquiera comprobar si mis prejuicios estaban correctos?
Llegado el día, decidí asistir. Comencé a ver las caras, escuchar las voces, y las palabras me transportaron. De repente me encontré en un mundo de científicos escépticos, paneles luminosos, silencio sintético, secretos, intenciones ocultas, ambición, y me olvidé completamente de mis aprehensiones. Me consumí en la historia, jugué con los compañeros, reí, me sorprendí, y al terminar, cerré la llamada con un sentimiento reconfortante, esperanzada no solo de que era un buen proyecto, con grandes posibilidades artísticas, sino también uno en que yo podía formar parte con mi corazón completa y libremente abierto al mensaje. El mensaje de Proyecto BABEL es importante, es universal y es urgente.
Al oírlo terminado el día de hoy, me alegro de ese milagro que se obró en mí al inicio de la producción. Hoy en día, la esperanza es un milagro, y el mensaje de Proyecto BABEL para mí se basa justamente en esperanza. El mensaje es la esperanza en que la humanidad puede obrar ese cambio cultural, espiritual y tecnológico que necesitamos para que nuestro planeta sobreviva a la ciega voracidad de las élites que explotan los recursos, y a nuestra desidia ante las pruebas del daño que ya causamos a esta casa que se nos confió.
Acompáñenos en esta aventura y tal vez ese milagro también actúe sobre ustedes. Solo juntos con esperanza podremos ser agentes de cambio en este mundo que lo que más necesita hoy es esperanza en el futuro.
Melisa Williams Aguilar
Para ANUNCIAR Informa (AI)