Hay momentos en la vida en los que todos deseamos “patear el tablero”, dejar atrás las convenciones y las restricciones, y sumergirnos en un nuevo y emocionante territorio. Es como si nuestra alma inquieta nos susurrara al oído: “¡Es hora de un cambio, querido amigo!”
Pero, ¿qué significa realmente “patear el tablero”? Es una expresión que se ha arraigado en nuestro vocabulario cotidiano, y aunque originalmente estaba vinculada al juego del ajedrez, hoy en día va más allá de los tableros cuadriculados. Patear el tablero implica desafiar las normas, asumir riesgos y, en última instancia, abrir nuevos caminos en la vida.
Aunque a primera vista podría parecer un acto impulsivo e irresponsable, “patear el tablero” puede ser una estrategia ingeniosa y valiente. Después de todo, los grandes cambios y descubrimientos a menudo nacen de la audacia y el deseo de explorar lo desconocido. Como dijo alguna vez Robert Frost, “Dos caminos divergían en un bosque, y yo… Yo tomé el menos transitado. Y eso ha marcado toda la diferencia”.
La belleza de “patear el tablero” radica en su capacidad para desafiar nuestras propias limitaciones y encontrar nuevos horizontes. Es como lanzar un dado gigante al aire y permitir que el azar nos guíe hacia destinos inesperados. Por supuesto, no todos estamos dispuestos a arriesgarnos de la misma manera. Algunos prefieren mover una sola ficha a la vez, mientras que otros deciden lanzar todas sus piezas al aire y ver qué ocurre. Sea cual sea nuestra elección, “patear el tablero” nos invita a escapar de la monotonía y explorar diferentes facetas de la vida.
Pero, como en cualquier juego, también hay riesgos asociados. Patear el tablero implica incertidumbre y la posibilidad de enfrentar obstáculos inesperados. Puede ser aterrador, pero también emocionante. Después de todo, ¿quién quiere pasar toda su vida moviendo las mismas piezas en el mismo tablero? La comodidad tiene su lugar, pero la verdadera aventura se encuentra más allá de los límites conocidos.
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Patear el tablero o quedarnos en nuestra zona de confort? La respuesta depende de cada uno de nosotros. Al final del día, solo nosotros conocemos nuestras inquietudes más profundas y los sueños que aguardan en nuestra alma. Si decidimos patear el tablero, debemos recordar que no se trata solo de un acto impulsivo, sino de una oportunidad para redescubrirnos a nosotros mismos y desplegar nuestras alas hacia nuevos horizontes.
Así que, queridos lectores, ¿están dispuestos a patear el tablero? ¿A asumir riesgos, explorar lo desconocido y permitir que el juego de la vida tome un rumbo inesperado? Si es así, adelante. Lanzamos el desafío. Pero recuerden, patear el tablero requiere audacia, inteligencia y una pizca de humor. Después de todo, no hay nada más emocionante que desafiar las reglas y escribir nuestro propio juego.
Que comience el juego.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde Argentina
Ignacio Bucsinszky
Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 43, que corresponde al mes de Junio de 2023.