Saludos mis buenos y queridos amigos lectores. Hoy quiero tocar un tema que espero sirva para reflexionar más que para atacar, o por lo menos denme la oportunidad de explicarlo antes que me quieran lanzar a los leones.
Se avecinan en muchos países tiempo de vacaciones. Los niños y jóvenes están ya ansiosos de descansar del ajetreo de la escuela o colegio, de tareas y exámenes. Las mamás están deseosas de poder descansar un poco en las mañanas, pues ya no tienen que levantarse a preparar desayunos y alistar las comidas que se llevan sus hijos para el día, pero en muchas familias se está viviendo una realidad relativamente nueva: vacaciones, tiempo de soledad familiar.
Explico el concepto inventado por mi (aclaro). Hoy, la dinámica real de muchas familias es que papá y mamá trabajan y muchas veces dobles turnos, pues el dinero no alcanza. Ambos padres de familia buscan y desean poder pasar unas buenas vacaciones familiares, pero cada vez es más complicado por temas económicos. Los hijos, están en casa levantándose tarde, atados a una red social o video juegos, ensimismados en su mundo, interactuando con muchas personas menos con su familia. Sus padres siguen en esa rutina laboral tan cansada y agobiante del día a día, llegando a casa tarde y con necesidad de descansar, pero a eso hay que sumarle un cansancio muy de moda y peor que el cansancio físico: el cansancio mental.
Ese pensar día a día lo que quiero hacer como papá, distinto, muy distinto a lo que estoy haciendo, pero no puedo hacer, ese cansancio de irse a dormir pensando en cómo hacer para estar más tiempo de calidad con mis hijos, y es un pensar a veces muy individual, tan individual que ni siquiera lo comparto con mi pareja, ignorando si ambos estamos pasando por lo mismo (cosa que casi siempre sucede). Ser padre de familia es una enorme responsabilidad cada vez más difícil, tanto que muchos cada vez más deciden no serlo (no tener hijos) o convertirse en amigos de sus hijos, tirando a la borda toda la responsabilidad que conlleva la paternidad, justificándome con el “quiero ser amigo de mi hijo para entenderlo mejor”, pero dejando de lado toda la responsabilidad de la paternidad.
Las vacaciones dejaron de ser para muchos esa época esperada de paz, paseos, unión familiar y ahora se ha convertido más en época de desunión, de agresión intrafamiliar, de problemas de alcohol y drogas. Parece mentira que cada vez nos cuesta más ser familia, algo que era tan natural hace un par de generaciones y hoy necesitamos de terapias para saber cómo tratarnos, como dialogar, como expresarnos… ¿será que los humanos somos expertos en complicar lo sencillo y hemos aprendido a tener un problema para cada solución? Deseo de corazón que, en sus familias, en estas próximas vacaciones logren unirse, compenetrarse y disfrutarse. No necesitamos paseos caros o lujosos para pasarla bien, sólo necesitamos ESTAR.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 56, que corresponde al mes de Julio de 2024.