Saludos queridos amigos lectores de esta columna. Hoy me quiero dirigir especialmente a los jóvenes, esos miembros de la familia que solemos dejar solos antes de tiempo con la idea de que “es la edad”, “es normal aislarse”, “son las hormonas” y muchas veces les damos tanto espacio, a veces creyendo que es lo mejor, que terminamos perdiéndolos, y cuando queremos recuperarlos ya es tarde, ya volaron muy alto. Imaginémonos una cometa o papalote (no sé cómo se le llame en tu país) si le doy mucha altura, corro el riesgo de que cuando el hilo, pabilo o cuerda se rompa, no voy a saber dónde vaya a dar o a caer, mientras que si lo mantengo a una altura considerable, la cuerda no estará tan expuesta porque la distancia no es tanta, además, si llegase a romperse la cuerda, podré rápidamente seguir mi papalote y rescatarlo. Así mismo pasa con los jóvenes.
Ellos quieren y necesitan volar, pero aun no pueden hacerlo solos, necesitan esa conexión a tierra que somos los padres de familia. Hoy en día los padres hemos huido de nuestra responsabilidad y queremos convertirnos en “el mejor amigo de nuestros hijos”. Nuestros hijos ya tienen amigos y son varios y a lo mejor ya tienen un mejor amigo, y no sos vos papa ni vos mamá, sin embargo, ellos quieren y necesitan a papá y a mamá al pie del cañón, y sólo tienen un papá y una mamá. No evadamos nuestra responsabilidad.
Siempre se ha dicho que los jóvenes son el futuro de una nación, pero no es cierto, son el presente y el futuro, porque ellos tienen la fuerza, las ganas, los sueños, les falta la experiencia que esa la tenemos los padres de familia y es ahí donde podemos hacer grandes cambios en nuestra familia, en nuestra sociedad y si nos ponemos más soñadores, en el mundo. Un mundo donde trabajemos de la mano jóvenes y adultos, sin críticas, sino haciendo equipo. Nosotros como adultos, busquemos generar esos espacios para el dialogo, para escucharlos y conocerlos. Sus gustos cambian rápidamente, su manera de pensar cambia mucho y hoy en día están más que expuestos que nunca a mucha información que no siempre es la más correcta ni la más apropiada.
Si la juventud sigue siendo ese “divino tesoro” no es sólo porque su salud es más vigorosa, porque son más rápidos y atléticos, es porque son un tesoro en realidad. Si tuvieras la posibilidad de tener un tesoro “real” en tus manos, ¿lo dejas sin protección alguna o no le quitarías los ojos de encima para que ningún ladrón le metiera mano? ¡Ese es el punto! Protejamos nuestro tesoro, no lo dejemos a merced de tanto ladrón que tenemos hoy (pornografía, drogas, alcohol, sexo, ideologías, etc). Ellos son un gran tesoro, son tus hijos y lo serán para toda la vida.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 42, que corresponde al mes de Mayo de 2023.