Este año cambiar de agenda me ha dolido tanto como un morado en la piel. La abro. La leo. Decido cambiarla para iniciar escribiendo en una “en blanco”.
¡Borrón y cuenta nueva!, como decimos en criollo.
Me detengo a repasar los viejos escritos, ¡Cuántos nombres!, ¡Cuántas amistades olvidadas! ¿Qué será de fulano? ¿Qué será de fulana?, me pregunto.
Y descubro qué tan frágil es esta vida, a veces, que nos trae y nos lleva, nos baraja y revuelve, nos acerca y aleja.
En fin, repasando esta agenda me percato de hasta qué punto algunas amistades dependen de las circunstancias.
Y descubro, además, que luego de un par de años me ha cambiado el alma, ¡para bien!, porque la mujer de la “nueva agenda” que acabo de estrenar coincide en muy pocas cosas con la anterior.
Experimento, vivamente, que el tiempo pasa, llegan nuevas amistades y con ellas GRANDES CAMBIOS.
Cambiar de agenda y con ella ¡nacer de nuevo!
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde Venezuela
Isabella Orellana
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 62, que corresponde al mes de enero de 2025.