
Saludos mis muy queridos lectores. Recién pasamos el mes de febrero, reconocido por ser el mes del amor y la amistad, donde los chocolates, flores y peluches se llevan siempre el primer lugar en regalos. Me puse a ver con detalle el tema de la amistad y una corriente “nueva” que estamos viviendo. Muchos fuimos criados bajo la doctrina de padres de familia como adultos responsables de la casa y de la educación, salud, vestido, etc. Básicamente: adultos responsables y competentes. Pero se nos empezó a recomendar que los padres de familia debíamos intentar hacernos amigos de nuestros hijos y así lograr hacer esos puentes de diálogo y comunicación, acercarnos a escucharlos sin juzgarlos, para entender lo que pasaban y lo que pensaban y tener así temas de conversación, y acompañarlos en su viaje por la adolescencia y juventud, pero creo que nos pasamos de la raya.
¡El consejo era acercarse para entender a los jóvenes, no acercarse para volvernos jóvenes! Ser padre, entre muchas otras cosas, era ser ejemplo, era educar, ser formador y corregir desde el amor. En mi labor como docente, estoy a diario en contacto con los jóvenes y tengo muy buena relación con ellos. Es común que se me acerquen para platicar, pedir consejos y solamente quieren ser escuchados, y una queja muy común hoy en día es que muchos jóvenes no se sienten cómodos de la forma de comportarse de sus padres. Mamás que se graban para sus redes sociales haciendo videos (que tienen el derecho de hacerlo), el problema es cuando los compañeros de sus hijos adolescentes las encuentran en las redes y las siguen, hacen comentarios entre ellos y muchos hijos se sienten incómodos, algunos piden cambio de escuela por el bullying que esto genera, pero al llegar al nuevo colegio, la historia se va a repetir de nuevo.
Los videojuegos han sido tema por años, que como los jóvenes están dedicándole tantas horas del día a esto, pero hoy padres de familia, pasan horas también en los mismos juegos que también sus hijos juegan, donde crean un personaje y en estas ciudades virtuales están conviviendo adultos con niños, con todo el peligro que esto puede ocasionar, haciendo que los jóvenes busquen juegos donde los adultos no estén, pues muchos jóvenes socializan en estos mundos virtuales y ahora tiene miedo por la duda de no saber si están socializando con un adulto. Hoy estamos frente a un extraño comportamiento, donde muchos hijos están convirtiéndose en la parte responsable y madura de la relación padre-hijo, mientras los padres estamos atentos a vivir la vida en el hoy, sin tomar en cuenta que ya tenemos personas en casa que nos ven y que necesitan a un papá y una mamá que tomen la responsabilidad del cargo. Necesitamos adultos que vuelvan a asumir el control, que no nos de miedo decir no.
No estoy diciendo que debemos volvernos adultos amargados, sino ser responsables. Hoy muchos jóvenes no van a misa porque los papás nos los llevan, jóvenes que prefieren cerrar sus redes sociales para no enterarse del material que sus padres suben, jóvenes que están asumiendo la educación de sus hermanos menores porque los padres tienen otras prioridades. Necesitamos un cambio de rol con urgencia, donde los adultos volvamos a ser adultos, tomemos las responsabilidades que nos competen y seamos los primeros y buenos ejemplos a seguir para nuestros hijos. Antes de ser amigos de nuestros hijos, ocupémonos en ser padres, porque amigos tendrán muchos, pero padre y madre solamente tendrán uno.

Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 64, que corresponde al mes de marzo de 2025.