
Oriundo de Pergamino, provincia de Buenos Aires, desde muy joven demostró una inquietud artística que lo acompañaría durante toda su vida. Su vínculo con la interpretación comenzó en la infancia, improvisando escenas frente al espejo y jugando a ser otros. Esa vocación temprana lo llevó a buscar su camino en el teatro profesional, formándose con reconocidos maestros y transitando un camino cargado de pasión, esfuerzo y entrega.
Debutó en la escena teatral en la década del 50 con obras emblemáticas como “Romeo y Julieta”, “Irma la dulce”, “Scapino y Los rústicos”. A lo largo de su carrera, participó en más de sesenta producciones teatrales como actor y dirigió al menos una decena de puestas en escena. Su versatilidad lo convirtió en un intérprete capaz de habitar con naturalidad tanto la tragedia como la comedia, el drama contemporáneo o el musical infantil. Fue un artista completo, comprometido con el oficio, dueño de una sensibilidad que le permitía conectar con cualquier tipo de público.
Antes de consolidarse en la actuación, trabajó en los oficios más diversos: fue sereno, vendedor de diarios, realizó tareas de limpieza, incluso estudió pedicuría. Esa experiencia de vida, alejada de los escenarios, marcó su manera de encarar los personajes. Puppo interpretaba desde la verdad, con emoción genuina, construyendo cada figura desde su propia humanidad.
En cine debutó en 1970 con el film “Un gaucho con plata”. Luego llegaron títulos como “Los superagentes contra todos”, “Pubis angelical”, “Facundo, la sombra del tigre” y muchas otras películas donde se animó a explorar todos los géneros. En televisión, brilló en producciones como “El pulpo negro”, donde encarnó a “Duarte”, un personaje recordado por los amantes del suspenso. También formó parte de ciclos como “Gran Teatro Universal”, “Alta Comedia”, “Son amores”, “Resistiré” e “Historias de sexo de gente común”.
Durante los años ochenta, su voz se convirtió en un clásico de la infancia gracias a la colección “Musicuento” donde narraba cuentos con acompañamiento musical, generando un puente emocional con toda una generación de niños.
Uno de sus últimos trabajos teatrales fue en la obra “Patriotas: Historia secreta de una revolución”. Más adelante, realizó “¿Cuento puro o puro cuento?”, un espectáculo de textos literarios que recorría autores como Borges, Cortázar, Eladia Blázquez, Bornemann, Farny Gudin y César Melis. Juan Carlos Puppo amaba la palabra y la utilizaba como herramienta de conexión profunda con el espectador.

En 2015, convocado por Alfredo Musante, participó en el radioteatro internacional no presencial “El Viaje que cambió al mundo, Episodio IV, La Última Travesía”, producido por ANUNCIAR Contenidos Latinoamérica. En esa ocasión dio vida al personaje de “Gutiérrez Gómez de Fuensalida”, diplomático y embajador de los Reyes Católicos, una interpretación cargada de matices y entrega.
En una de sus últimas entrevistas confesó: “Con el paso de los años, lo que intento es no perder la verdad. Hay que tener la imaginación y la sensibilidad siempre trabajadas. Crear los personajes con imágenes, con emociones, porque lo que interesa es lo que sentís al decir cada palabra. Y hay que tener vivencias para darle vida al personaje. Por eso nuestra profesión es tan mágica. Y por eso me hace sentir pleno”.

A lo largo de su carrera recibió múltiples reconocimientos, entre ellos el Premio Molière al Mejor Actor, los premios Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Podestá, un diploma al mérito infantil por “Musicuento” y, en 2012, el Premio Hugo a la trayectoria.
Falleció el 10 de julio de 2016, a los 81 años, víctima de un infarto agudo de miocardio. Su legado sigue vivo en cada palabra dicha, en cada escena representada. Fue un hombre de teatro en cuerpo y alma.
Equipo de Redacción
ANUNCIAR Informa (AI)