Mucho se habla de los efectos negativos que enfrentamos la mayoría de las personas después de haber sido parte de la Pandemia del Coronavirus. Se habla de matrimonios rotos, familias rotas, depresión, tristeza, angustia, miedo, delirios de persecución, ansiedad, soledad, abandono, rabia, coraje, decepción, terror a salir, miedo constante a enfermarse o a perder a algún otro ser querido, si fue si es que perdieron alguno a consecuencia de este virus mortal. Ha sido un problema que se ha presentado en todos los niveles. Los que más afectados han sido los niños y los adolescentes, que se vieron en la necesidad de dejar de ir a las clases presenciales y a socializar con los demás. Estos incluyen a las autoridades de la escuela como a los maestros y a los mismos compañeros de escuela.
Esto ha causado un incremento de los trastornos emocionales, mentales y psicológicos de los que son objeto muchos de estos niños y jóvenes. Otro gran problema que ha surgido y que representa la puerta a muchos problemas que sociales que a la larga van a traer consecuencias desastrosas a la humanidad. Hablo del uso desmedido de las así llamadas redes sociales por parte de la mayoría de los miembros de la familia. Ya no es raro ver a personas de la tercera edad manejando el lenguaje cibernético para propio de los redes sociales. Las consecuencias son claras y se vislumbran tocando nuestras puertas. Se están creando mundos ficticios, superficiales, fantásticos, perfectos, basados en el deseo de tener muchos amigos y seguidores en las redes.
Es sabido por todos como muchos que se hacen llamar influencers se han atrevido a hacer cosas que rayan en una falta de respeto a la persona misma, dado que, se han decido a crear modas que rayan en lo absurdo, como el hecho de querer imponer todo lo referente a la ideología de género, a la lucha por aceptar las uniones de todo tipo, aseverando que es parte de su derecho a decidir que desean hacer al hacer uso de su libertad. Se está luchando con todas las fuerzas físicas y económicas para erradicar a Dios de la vida de los seres humanos.
Todo esto, se ha incentivado por gobiernos que por el simple deseo de adquirir puestos políticos y por conservar el poder se han atrevido a proponer y a aprobar leyes que más allá de salvaguardar la dignidad de los seres humanos, van destruyendo su identidad creado confusiones mentales, que están causando que se haya incrementado el número hospitalizaciones y de suicidios en el mundo porque mucha gente ya no le encuentra sentido a su vida.
Por tanto, luchemos en contra de todo aquello que desea destruirnos, recuperemos nuestro ser sociales y de hombres y mujeres de fe que desean construir una sociedad donde todos seamos hermanos y hermanas, hijos e hijas de un mismo padre: Dios.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde EE.UU.
P. Alberto Colín-Marín
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 44, que corresponde al mes de Julio de 2023.