Saludos mis queridos amigos. Un fuerte abrazo a cada uno. Nos aproximamos al final de este 2022, un año que nos permitió reincorporarnos a las actividades cotidianas de manera ya casi “normal”. Lo cierto es que ha sido un largo proceso de adaptación, de nuevas tradiciones, de romper esquemas e incluso de vencer miedos.
En la vida, todo es para un proceso. Nada llega por casualidad o sucede sin previa preparación. Algunos pueden decir: “que suerte tiene fulanito, le llamaron para que abriera el concierto de este artista famoso”, lo cierto es que no es suerte, sino un largo tiempo de preparación, de hacer bien las cosas, para que aquel artista famoso se fijara en ese joven y lo invitara a participar. Aquel joven futbolista, que fue llamado a la selección de su país, pero tampoco es suerte, es el resultado de mucho entrenamiento, de resultados con su equipo para lograr que el entrenador se fijara en él.
Así mismo pasa con la fe. Queremos tener resultados milagrosos, queremos una pronta respuesta de Dios, pero nuestra vida sigue igual, no he tenido alguna intención de mejorar mi fe, de analizar mi vida y ver cómo ando en mi relación con Dios. ¿Soy agradecido con Dios o sólo lo busco cuando necesito algo? ¿Tengo una relación de amistad o sólo de interés?
El tiempo de adviento es un tiempo especial para reflexionar sobre este importante tema: mi relación con Dios. Tengo esta oportunidad para preparar este encuentro con Dios, con el Niño Dios que llega con la intención de quedarse en el pesebre de mi corazón. Ahí quiere nacer ÉL. Pero, ¿Cómo si yo no doy digno? Te tengo una noticia: ¡Nadie lo es! Pero en este tiempo podemos prepararnos para estar un poco más “presentables” para esta llegada tan importante.
El deportista entrena fuerte para estar listo para la competencia, el sembrador prepara todo el terreno antes de echar la semilla, el artista ensaya mucho antes de un concierto y el cristiano, ¿no debería prepararse a conciencia esta fecha importante como lo es la navidad? No es cualquier fecha, ni cualquier nacimiento, es el festejo del mayor milagro y mayor escándalo de la historia: Dios decide nacer en un indefenso niño. Hace dos mil años no nació en un hotel de lujo, ni tampoco en una posada con todos los servicios, tocaron varias puertas, hasta llegaron a donde alguien les dijo: “esto es lo que tengo”.
Dios va a tocar a tu puerta esta navidad, eso es un hecho, la pregunta es: ¿Qué le vas a contestar? Sí, Señor, pasa, aquí podés quedarte, no es mucho, pero es lo que te ofrezco de corazón. Lo cierto es que esa humilde morada llamada corazón, tenemos hoy la oportunidad de prepararla lo mejor posible, ¿dignos? Nunca lo seremos. Dios es demasiado para nosotros, pero si podemos mejorar nuestra relación con Él, buscar Su amistad, preparar el camino, y hoy es el tiempo de preparar…
Saludos mis queridos amigos. Un fuerte abrazo a cada uno. Nos aproximamos al final de este 2022, un año que nos permitió reincorporarnos a las actividades cotidianas de manera ya casi “normal”. Lo cierto es que ha sido un largo proceso de adaptación, de nuevas tradiciones, de romper esquemas e incluso de vencer miedos.
En la vida, todo es para un proceso. Nada llega por casualidad o sucede sin previa preparación. Algunos pueden decir: “que suerte tiene fulanito, le llamaron para que abriera el concierto de este artista famoso”, lo cierto es que no es suerte, sino un largo tiempo de preparación, de hacer bien las cosas, para que aquel artista famoso se fijara en ese joven y lo invitara a participar. Aquel joven futbolista, que fue llamado a la selección de su país, pero tampoco es suerte, es el resultado de mucho entrenamiento, de resultados con su equipo para lograr que el entrenador se fijara en él.
Así mismo pasa con la fe. Queremos tener resultados milagrosos, queremos una pronta respuesta de Dios, pero nuestra vida sigue igual, no he tenido alguna intención de mejorar mi fe, de analizar mi vida y ver cómo ando en mi relación con Dios. ¿Soy agradecido con Dios o sólo lo busco cuando necesito algo? ¿Tengo una relación de amistad o sólo de interés?
El tiempo de adviento es un tiempo especial para reflexionar sobre este importante tema: mi relación con Dios. Tengo esta oportunidad para preparar este encuentro con Dios, con el Niño Dios que llega con la intención de quedarse en el pesebre de mi corazón. Ahí quiere nacer ÉL. Pero, ¿Cómo si yo no doy digno? Te tengo una noticia: ¡Nadie lo es! Pero en este tiempo podemos prepararnos para estar un poco más “presentables” para esta llegada tan importante.
El deportista entrena fuerte para estar listo para la competencia, el sembrador prepara todo el terreno antes de echar la semilla, el artista ensaya mucho antes de un concierto y el cristiano, ¿no debería prepararse a conciencia esta fecha importante como lo es la navidad? No es cualquier fecha, ni cualquier nacimiento, es el festejo del mayor milagro y mayor escándalo de la historia: Dios decide nacer en un indefenso niño. Hace dos mil años no nació en un hotel de lujo, ni tampoco en una posada con todos los servicios, tocaron varias puertas, hasta llegaron a donde alguien les dijo: “esto es lo que tengo”.
Dios va a tocar a tu puerta esta navidad, eso es un hecho, la pregunta es: ¿Qué le vas a contestar? Sí, Señor, pasa, aquí podés quedarte, no es mucho, pero es lo que te ofrezco de corazón. Lo cierto es que esa humilde morada llamada corazón, tenemos hoy la oportunidad de prepararla lo mejor posible, ¿dignos? Nunca lo seremos. Dios es demasiado para nosotros, pero si podemos mejorar nuestra relación con Él, buscar Su amistad, preparar el camino, y hoy es el tiempo de preparar…
Ánimo
Nunca dejes de soñar
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 37, que corresponde al mes de Diciembre de 2022.