
Saludos mis muy queridos lectores. En una tarde de plática cualquiera, de esas llamadas “pláticas confeti” que no tienen ni principio ni fin, salió un tema interesante: el miedo al compromiso. Las nuevas generaciones le temen más a tomar decisiones trascendentales para sus vidas. Si bien es cierto, el tema salió por el miedo actual al compromiso en el matrimonio, donde los jóvenes no ven este estado civil como una opción posible. Los pocos que se animan a una vida en pareja, lo deciden hacer por la unión libre, siguiendo el modelo más libre, por si “no resulta” nos separamos y ya, así evitar el engorroso y costoso proceso de un divorcio. Sistema que por cierto está generando desestabilidad social en la comunidad europea, sobre todo en términos de pensiones y otros temas de seguridad social.
El matrimonio nunca ha sido cosa sencilla, no lo ha sido, no lo es y no lo será. Con este miedo, también viene el miedo a la paternidad. Las parejas que se animan a vivir juntos, muchos no contemplan la opción de la paternidad. Pero ese miedo al compromiso no lo vemos sólo en el matrimonio. Los seminarios también están padeciendo de lo mismo, cada vez menos jóvenes se ven vestidos de seminaristas para iniciar su proceso de formación y lograr la ordenación sacerdotal, que es otra decisión para toda la vida. Ciertamente ambas decisiones son de pensar y pensar bien. Se requiere discernimiento, consejo de personas queridas y cercanas y ya en el ámbito de los que somos creyentes, mucha, pero mucha oración.
Sin embargo, esto no se detiene ahí. En el ámbito laboral se está viendo afectado por la misma problemática. Los jóvenes graduados, la fuerza viva y laboral de un país, no logran “ponerse la camiseta” de la empresa en la que trabajan, y suelen salir a la primera cuando las cosas no se dan como ellos quieren. Los que tenemos cierta edad, vemos como compañeros jóvenes entran y salen de la empresa con mucha regularidad, son pocos los que logran hacer carrera laboral en la misma empresa. No estoy hablando de que me tengo que conformar con el trabajo donde estoy, claramente todos buscamos la mejor opción salarial y de derechos laborales posibles, y eso es bueno y justo, pero muchas veces los motivos de salida son cosas menores que fácilmente, conversando se pueden llegar a acuerdos. Sólo queremos que se nos dé sin tener que dar algo de mi parte, es decir, quiero sólo recibir beneficios, pero sin compromisos.
Quienes deciden vivir en pareja, buscan el cariño, el sexo, la compañía, la alegría que la otra persona me puede ofrecer. El trabajador quiere buena remuneración y beneficios laborales, pero poniendo yo las reglas y condiciones. Hasta en las amistades vemos cada vez menos amigos de toda la vida, porque nos vamos distanciando por diferencias de pensar, olvidando que esas diferencias de pensar y de credo, nos enriquecen social y culturalmente. Se buscan valientes que quieran el compromiso de luchar, de aprender de los errores, que no teman a caerse ni a equivocarse, de ser rebeldes con causa en buscan un mundo mejor, un mundo que sólo se logra a base de, perseverancia, disciplina y trabajo en equipo.

Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 65, que corresponde al mes de abril de 2025.